Norwegian utiliza el miedo y la incertidumbre para forzar traslados

El cierre de las bases que Norwegian tiene en los aeropuertos de Tenerife Sur y Gran Canaria se producirá el 1 de noviembre y no significará que la compañía deje de operar con las Islas. Eso así, lo hará con aviones procedentes de otras bases y con “un patrón más estacional”.

La plantilla de Norwegian en el conjunto de las tres bases (Palma, Tenerife Sur y Gran Canaria) que serán cerradas asciende a 375 personas, entre pilotos y tripulantes de cabina.

Los representantes de los trabajadores entienden que la aerolínea “está utilizando el miedo y la incertidumbre” para forzar al personal a aceptar los traslados. “No han justificado las causas del cierre. Nunca vamos a asumir el ERTE».

La empresa y las organizaciones sindicales ya han mantenido los primeros contactos para negociar una medida que no tiene vuelta atrás, aunque, según Ricardo Oso -USO-, por el momento se trata únicamente de “conversaciones previas”.

La propuesta planteada por la representación empresarial para el cierre de la base de Palma -el más inmediato, pues se llevará a cabo el 1 de abril- consiste en un plan de movilidad geográfica voluntaria que, en caso de no ser aceptado, conllevará suspensiones temporales de contratos, un mecanismo equivalente a un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que los trabajadores consideran ilegal y que, por ello, se niegan a aceptar. USO entiende que lo que finalmente ocurra en Baleares marcará la pauta de la posterior actuación de la compañía aérea en Tenerife y Gran Canaria.